La sobreprotección

Cuidar, ayudar, acompañar, sostener, educar, son algunas de las palabras que forman parte del acompañamiento a nuestros hijos. Pero no sé en qué momento del camino se ha confundido proteger con sobreproteger, estas dos palabras no tienen nada que ver. Proteger es cuidar, y el término sobreproteger se refiere a la forma excesiva y exagerada de protección, debido al miedo desproporcionado de la persona que protege, con consecuencias limitantes para el desarrollo de los hijos. Como ves, no tiene nada que ver la una con la otra  

 

El cuidar y proteger a nuestros hijos es un aspecto vital, es instintivo. Asegurarnos que nuestros hijos crezcan y se desarrollen de una forma completa, de una forma sana, tanto física como emocional, es un movimiento natural y un deseo de los progenitores. 

 

Si te encuentras en una situación parecida, si sientes que el sostén y la educación va mucho más allá. Si el miedo excesivo te controla, esto te puede interesar.

 

Sobreproteger a un hijo es sobrepasar la línea de los cuidados y necesidades básicas. Sobreproteger es pensar por él, tomar decisiones por él sin tener en cuenta sus propios deseos. Vivir la vida por él. Sobreproteger es solucionar sus problemas sin tener en cuenta, que cuando ellos solos solucionan sus propios conflictos,  obtienen los recursos necesarios para un desarrollo y crecimiento óptimo. Sobreproteger es estar continuamente observando y supervisando cada movimiento, cada paso, cada suspiro. Todo el día observando si está bien atendido,  si tiene todo lo que necesita, si come bien, si bebe bien, si mastica bien, si camina bien…Que cuando entra en el colegio, justo antes de entrar, le vuelve a supervisar la solapa de la camisa, la mochila, le pregunta si está bien, le pregunta por décima vez si lo lleva todo, ufffff…!!

 

Sobreproteger es castrar sus iniciativas, sus deseos, sus instintos naturales. Es hacerle un camino fácil, un camino seguro porque el miedo forma parte de esta relación. Según estos padres sobreprotectores, casi todo es peligroso. Pero claro,  por un lado están evitando un peligro (Obviamente irreal)  y por otro lado los están poniendo en un peligro mucho más grave,  el peligro de vivir toda una vida adulta con secuelas realmente graves.

 

Después está la otra cara de la misma moneda, que es no poner límites y normas. Para estos padres sobreprotectores, el poner límites y normas es sinónimo de dañar a sus hijos. Por lo tanto van a ser muy permisivos en algunos aspectos concretos. Tienen asociado que cuando protegen a sus hijos, están haciendo un bien por ellos,  están ayudándoles a estar mejor cuidados. Creen que como protegen a sus hijos, van a ser más felices porque tienen esa idea distorsionada que no les va a faltar de nada. Por eso evitan darles lo que ellos (padres) consideran disgustos.

¿Qué consecuencias tiene la sobreprotección en su vida adulta?

Las consecuencias de  proteger a nuestros hijos van mucho más allá de lo que nos imaginamos. Te cuento algunas consecuencias.

Debido a que se suelen tomar decisiones por ellos, a gestionar sus conflictos y sus problemas, nunca se acostumbran a resolverlos por sí solos. Al no desarrollar recursos para enfrentarse a su día a día, siempre van a depender de alguien que le solucione sus propios problemas. Es decir,  se les está engañando, estamos enseñando de que todo es fácil y sencillo. Y cuando llegue a su vida adulta, se dará cuenta que nada es fácil y nada sencillo.  por lo tanto los padres serán los responsables de su fracaso. eso les lleva a tener problemas de autoestima,  ya que no sabe valerse por sí mismo. Tendrá un autoconcepto de persona “inutil” que necesita a alguien siempre a su lado. Porque será una persona dependiente.

Si los padres se pasan todo el día, evitándole situaciones difíciles, evitándole conflictos,  evitando que se haga daño, evitando que tome iniciativas,  evitando,  evitando,  evitando…es inevitable que tenga miedo de todo, por que así se lo han enseñado. Los miedos e inseguridades de los padres, se proyectan en los hijos. Además de todo esto, los miedos, las inseguridades, la ansiedad y algunas fobias, están relacionadas directamente con la falta de recursos de niños que han crecido sobre algodones.

A los niños que se les evita que vivan experiencias ricas en recursos, como he repetido anteriormente conflictos, situaciones difíciles y demás, nunca aprenden a tolerar la frustración. Y como decía anteriormente, cuando salga a la vida real, que es la vida adulta,  se encontrará con problemas muchísimo más graves debido a su falta de tolerancia. La rabia, la ira, la agresividad y la tristeza, son algunas de las emociones que emergen por la falta de tolerancia a la frustración.

Otra consecuencia realmente inevitable, es que vamos a anular el desarrollo de sus capacidades, ya que le hemos enseñado que todo es fácil y sencillo. No hemos permitido que se equivoque, que rectifique y que aprenda. Si tú le estás poniendo un abrigo, sin preguntarle al niño si tiene frío, simplemente porque tu tienes frío,¿Como va a identificar por sí solo cuando necesita una chaqueta? No le estamos permitiendo que identifique sus necesidades básicas, frío, calor, hambre, ir al baño, etc.

¿Tú conoces a alguien que haya aprendido sin equivocarse? ¿Conoces a alguien que pueda desarrollar recursos sin pasar por la experiencia? Nuestro trabajo como padres, es proporcionarle alas y Raíces. Raíces para que sepa de dónde viene, y que sepa que siempre tendrá un lugar sano para volver. Y alas para volar alto, muy alto. ¡No les cortes las alas! 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *