Soy como soy, ¿y qué?

¿Tienes la sensación o la necesidad de encajar, o lo que es peor cambiar para los demás? ¿Te sientes presionado(a) por lo que te rodea? Sin duda, es un buen momento para replantearte qué es lo que está ocurriendo, dejar de mirar fuera para empezar a mirar dentro

Parece ser que el compararse con los demás forma parte de nuestra condición como personas y como seres humanos, pero el problema es que la comparación no la utilizamos para un bien. Lo más sano, sería utilizarla como ejemplo o como modelo a seguir,  pero sin embargo la utilizamos para autodestruirnos, y como método de desvalorización.

“La comparación es la muerte de la felicidad y del bienestar”

Cuando te comparas, en menos de 20 segundos empiezas a sentirte poca cosa,  empiezas a sentir que no eres suficiente, que no vales, lo que hace que tus niveles de autoestima bajen de forma desproporcionada. Es como si estuvieras al lado de un niño y le dijeras al oído que no vale, que no es suficiente, que la otra persona lo hace mejor que él, que nunca llegará a ser igual…¿Cómo crees que va a sentirse ese niño?

Pero ¿dónde está el origen de todo esto? ¿De dónde viene el compararse y el sentir que nunca estamos a la altura?  de una sociedad culpabilizadora, de una sociedad que busca homogeneizarnos, que todos seamos iguales. Es una buena forma de control y manipulación, cánones de belleza, ciertas habilidades, ciertos éxitos laborales, un nivel de inteligencia, etc…parece ser que aquello de la diversidad, todavía está un poco lejos, aunque se esfuerzan.

Si por el motivo que sea, no encajas en este estrecho paradigma educativo, si has desarrollado más, tu hemisferio derecho (creativo). Si necesitas otros estímulos, como moverte o experimentar ciertas experiencias. Te señalan y te diagnostican, así sin más, algún trastorno de conducta. Y si se puede, te medican. Parece ser que la pintura, el arte, la música, el baile, la interpretación, no tienen cabida en esta sociedad.

“El poder es de dos tipos. Uno se obtiene por miedo al castigo y el otro por actos de amor. El poder basado en el amor es mil veces más efectivo”

Una prueba de ello es la escuela. A día de hoy, con los estudios y avances que ya existen, El paradigma educativo sigue empeñado en un sistema clásico, memorístico (Yo te cuento, tu lo memorizas y después te pregunto a ver si te acuerdas) ¿Donde se han quedado las inteligencias múltiples? ¿Como todavía no se han dado cuenta que cada ser humano tiene unas cualidades concretas? y el trabajo de la escuela, es descubrir el potencial que cada alumno todavía desconoce…

Si por el motivo que sea, no encajas en este estrecho paradigma educativo, si has desarrollado más, tu hemisferio derecho (creativo). Si necesitas otros estímulos, como moverte o experimentar ciertas experiencias. Te señalan y te diagnostican, así sin más, algún trastorno de conducta. Y si se puede, te medican. Parece ser que la pintura, el arte, la música, el baile, la interpretación, no tienen cabida en esta sociedad.

“La educación es el sistema que debería desarrollar nuestras habilidades naturales,y permitirnos salir adelante en el mundo”

Claro, empiezas a contarte toda esta historia desde niño(a), te empiezan a contar que lo normal es estudiar primaria en una escuela tradicional, después bachillerato tradicional, más tarde, ir a la universidad tradicional, salir de la universidad y buscar un trabajo estable, como tiene que ser. Una vez que tienes tu trabajo estable buscar pareja, como todo el mundo, tener hijos, pasar las vacaciones siempre en el mismo lugar,  envejecer y morir…¡Vaya planazo!.

Claro, si no encajas ahí, si te apetece ser artista, pintar cuadros, tocar el tambor en una orquesta, o vivir cerca del mar con tu perro, serás señalado(a), y caerá sobre tí, todo el peso de la idea de haber fracasado.

¿Qué consecuencias tiene estar sometido(a) a esta presión, y dejarte influenciar por ella?

Una de las consecuencias y la más común es que empiezas a renunciar a tu propia esencia, eso es lo que te enseñaron. Aprendiste en tu infancia, que el reconocimiento y la aceptación tienen un precio. Hacías todo lo posible por encajar, así encontrabas la aprobación de tu papá o mamá que era necesaria para tu desarrollo emocional. Aunque a veces tuvieras que reprimir tus deseos. Obtenías ese premio, la mirada y la aprobación. Te formaste y creaste una imagen de cómo deberías ser para que los demás te acepten. Y en tu vida adulta ¿Qué haces? te pasas toda la vida buscando el premio que evidentemente nunca llega. Tienes grabado desde la infancia, debes, debes, debes, debes, debes…Sacaste conclusiones a través de la aprobación o desaprobación de ese entorno, y de ahí formaste la realidad que conformaría tu futuro.

“La peor soledad es no sentirse cómodo contigo mismo”

Te encuentras en un  presente con una lección aprendida, que debes de ser de una determinada manera. Pero si tú no deseas ser de esa forma, sientes que estás fallando al entorno y a ti mismo(a). Vives continuamente con una confusión interna,  entre lo que tú deseas ser,  o entre lo que tú quieres expresar,  y lo que te han dicho que debes ser o expresar. Posiblemente tengas unas cualidades y unas virtudes innatas muy interesantes,  pero de forma inconsciente quieres cambiarlo para encajar en un esquema que a otras personas, en un momento determinado les interesaba. Y esto tiene un precio alto, fingir ser otra persona que no eres, como consecuencia vivir en la frustración, y en el “fracaso”.

¡Deja de buscar el premio!, ya te aviso que nunca llega. Deja de mirar y buscar fuera, allí no hay nada, solo un reflejo de tu interior. Descubre quien eres, que te gusta, qué necesitas, descubre tus cualidades..te puedo asegurar que todas las personas tenemos nuestras propias cualidades, y todos somos buenos en algo.

No te olvides que eres importante, hay muchas personas que te quieren y te valoran. No finjas ser otra persona, abrázate tal y como eres. El compararte solo te aleja de quien realmente eres…Y ERES ÚNICO(A)

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